Friday, January 13, 2006

Tristeza...

Las rosas estuvieron tristes... El viento había dejado de rozar sus suaves pétalos, había cesado su insitencia en acariciarles cada rincon de su cuerpo. Su tallo mostraba un color casi amarillo, como aquel tallo que se ha secado por completo, pero era extraño... sus petalos se encontraban más rojos que nunca, como si hubieran tomado el color de la mismisima sangre... Sus espinas se encontraban flácidas e inertes, de tal forma que estaban completamente desprotejidas. Durante días, cada mañana el sol intentaba acariciarles con sus rayos para animarlas a seguir viviendo; pero, se notaba a primera vista que esas rosas estaban enfermas. Su enfermedad no era como cualquiera, era unaenfermedad de esas que matan lentamente, poco a poco, y los arboles y el cielo veían como las rosas iban perdiendo su brillo cada día. Ellas se empeñaban en existir y seguir vivas, tan rojas como ese color que tanto brilla, ese color de los amantes... Esperaban impacientes porque algún enamorado llegara a arrancarles la vida y pudieran ser victimas de una muerte digna de una rosa roja... Pero no había nadie, ni siquiera una criatura que las deshojara lentamente... Nadie más que el sol, el cielo y los árboles...

Una a una las rosas iban callendo pues sus tallos se volvian cada vez más frágiles, pero había una...Una rosa insistente que no se dejaba vencer, seguía tan roja como en un principio... incluso, el sol se atrevía a jurarle al cielo que cada día que pasaba se tornaba más roja y más intensa; como si en vez de morir se hiciera cada vez más fuerte... Pasaron los días, las semanas y los meses y la rosa seguía de un color brillante, aferrada a la vida... cuando llegó el invierno, la rosa miró al cielo y le pidió un deseo... Quiero sentir la caricia del viento una vez más... El cielo la contempló por un momento y se dio cuenta de que la rosa estaba cediendo... se dejaba morir ante las fauces del invierno que la iban devorando poco a poco... Esas fauces que le arrancaban la vida, petalo a petalo... ¿porqué te dejas vencer ahora y no luchas como lo hiciste antes?... la rosa, cada vez más encorvada responde: en aquel tiempo tenia una razón de vivir; el resto de las rosas cedieron una a una aceptando su destino, pero yo tenía la esperanza de que estaba destinada a morir como una rosa, digna de ser el último testigo de un amor inquebrantable y hoy... no me queda ni eso... mis petalos están perdiendo su color, mi tallo ya no puede soportarme y hoy... me encuentro enferma... al igual que aquellas otras rosas, me encuentro enferma de tristeza... Esa tristeza que te enamora de la muerte y te aleja de la vida... esa tristeza que se queda a tu lado noches y dias, esa tristeza.... Esa tristeza que te acompaña hasta tu letargo y sin mayor remordimiento te abandona justo cuando ya es imposible dar marcha atrás. Me lleva... me lleva...Fin

Rocío del Mar

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