Quien viere la noche,
cambiante de luna,
sin pasos ni aire,
saliente al deseo.
Deseare las vidas,
enteras dejare,
quitare al amante,
la muerte voraz...
Un horrendo panorama que invade mi alma ha despertado en mí aquellos instintos de una silueta en carne viva que se adentra en mi existir. Me encuentro delirante ante el impulso de correr. Me quedo sola en todo este corredor, las paredes se encojen y yo con ellas. Veo manchas negras sucitando siluetas siniestras de fantasmas. Me siento prisionera ante el reflejo de saciar mi sed de muerte, me cuesta entregarme a los demonios de la vida, me cuesta aún más vencerlos si por ellos es mi amor. Me siento confundida, no entiendo qué pasa aquí. Estoy tan aturdida como sólo una persona sin cabeza puede estarlo, no pienso, no escucho, no logro distinguir entre lo real y lo ficticio. Me siento atrapada en un mundo sin justicia, en un sendero que no quiero recorrer, me gritan, me jalan y me llaman por mi nombre... no quiero oir, no quiero ver, camino a ciegas por aquel camino negro. Tan sólo guiada por mi propio corazón, quiero salir, quiero volar, quiero volver a vivir y no puedo. Despierto y no recuerdo lo que vi, cuando en ese momento revivo a cada instante todo aquello que pasó...
Rocío del Mar Sandoval Maza
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