Sunday, March 09, 2008

En el límite de la impaciencia

A la mitad de un sentimiento que pernocta sin caricias. Ahí me encuentro, fundiéndome entre el deseo y el desamor. Fue un desencanto tu rostro, pero nada como el sabor amargo de tus besos. Tus besos que convertían lo nuestro en un delirio, en una droga.

A la mitad de un sentimiento que no tiene un nombre me hipnotizas, y ahí justo en el límite de la impaciencia lo veo con tus ojos; a través de tus ojos. Me hiere y me corroe. Me partes el alma y el deseo. Me marcas tu sello en carne viva.

A la mitad de un sinsabor que desorienta. Me obligas a perderme entre el recuerdo y el ahora. Sueño y te sueño sin nombre pero tiene tu rostro, tiene tu olor. Te respiro y me quemas como si inhalara sulfato de amonio. Hueles a eso, a lo que dicen que huele el mismísimo demonio.

A la mitad de tu conjuro me robas el alma. Hecha jirones y así la respiras, la tragas. Me robaste el alma y los sueños, y con los sueños la vida. Ahí, a la mitad de tu deseo te pervierte la sosobra. Me deseabas y no me tuviste. Así como yo hoy te encuentras en el límite de la impaciencia.