Thursday, May 04, 2006

Sound of night

El sonido de la noche, envuelve una fragancia nueva, un tenue destello de desamor enjugado con unas cuantas lágrimas de deseo. Y estaba sola; divagando, perdida en mi pensamiento, silente, renuente a creer en la más mínima esperanza de encontrarme. No supe bien en que momento entré en un momento de desolación y confusión que me fue conduciendo sutilmente hacia tus brazos y en un instante me encontré contigo. Tu mirada recia y a la vez tan frágil, delicada, suave, tus caricias eran un encanto a los sentidos, y mi cuerpo me exigía conquistarte, pero no fue así. Contuve todo mi deseo y las ganas de tenerte, de arrancarte de esos labios, besos tímidos y carentes de sentido, pero llenos de deseo y pasión, me contuve. Me contuve no sólo una o dos veces, me contuve cada vez que te tuve frente a mí y que te veía como un deseo lejano, como una fantasía que se distanciaba poco a poco de mí. Y así viví mis días durante varios meses, la tortura de tu cuerpo se convertía en mi delirio, en mi éxtasis, en mis ganas de salir corriendo hacia tus labios y besarte en cada rincón de tu cuerpo. El deseo me produjo imaginarte, tan mío y tan solo como un territorio prohibido en el que sólo los amantes aventurados se atreven a abrirse paso, tan vasto de pasiones que se desbordaban lentamente, tan vasto de esos sueños en los que yo te poseía, en los yo era completamente tuya. Tan vasto del deseo que existe siempre entre los dos.

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